De l'Ordre au Chaos

De orden a caos

« A veces me canso de los humanos y recuerdo que soy uno de ellos, entonces me levanto y sigo adelante. » Goodÿ – 20 de julio de 2019

¿Cómo podría traducir, en mi práctica artística, el todo y lo particular, el ser y los seres en sus significantes y significados? Siempre busco este cuestionamiento de uno mismo cuando nos enfrentamos a la obra de arte que debería remitirnos a nosotros mismos. Estaba redefiniendo mi pintura, mi práctica, mis gestos y mi dinámica para redescubrir la esencia de mis sentidos y así traducir las paradojas que estudiaba: humanas, sociales, económicas, culturales y espirituales. Quería invertir en un nuevo espacio para intentar redescubrir mis gestos y profundizar en la esencia de las cosas; un nuevo ritmo, para cambiar mi visión del mundo y redescubrir su desorden; una nueva pintura, siempre sobre pinturas al agua. Quería explotar otras texturas para expresar otra densidad, otro espesor del mundo, otras transparencias y otra dinámica dentro de la obra; quería alejarme de la pintura de luz/oscuridad de mi colección anterior. « Peyi-la» (2010-2014), a un cuadro en el que el color de la esperanza, de la ilusión, dominaría el tema; quería poner en marcha una línea reveladora que, lejos de confortar al espectador, lo llevara hacia una duda permanente y tranquilizadora, tranquilizadora, porque es una duda que lo tranquiliza por las paradojas que sentiría en la obra y que tendría una resonancia en él al mismo tiempo que lo llevaba a ver algo más: un equilibrio en « caos », equilibrio que no sería la ausencia del caos, sino su expresión plena como parte de nosotros, como un movimiento perpetuo que nos animaría, como nuestro « gran explosión » cosmogénico.

Para lograr este resultado, iba a expresar en la misma superficie el todo, su opuesto y sus vínculos, creando así una trilogía en relación permanente que propondría una multiplicidad de planes de lectura y un profundo análisis en la reflexión. El objetivo sería pintar el antagonismo, la dualidad y la incertidumbre del futuro en relación con los problemas del presente y el conocimiento del pasado. Esto, en un equilibrio plástico para abrir un camino hacia el otro yo, que entraría en la dimensión espiritual de lo humano. En una alegoría gestual que me permitió definir, casi con un solo gesto, o al menos con un único contorno primitivo, una multiplicidad de puntos de vista. Tracé mis fondos uno tras otro en un frenesí creativo. No buscaba relieve ni profundidad en esta colección. Quería que todo estuviera en el mismo plano, no el de la técnica pictórica, sino el de la simultaneidad de los acontecimientos, como para recuperar toda mi... « pensamientos » En la superficie de la consciencia. No hubo victoria del caos sobre el orden ni del orden sobre el caos. Sino un equilibrio creado por la realidad de cada uno y la confrontación de ambos a través del prisma de la conciencia y la introspección. El pensamiento creó la obra, la obra creó el pensamiento. En definitiva, creo que ambos van de la mano. El pintor solo sería la herramienta de la transmutación de uno en el otro, en una redefinición permanente de uno por el otro.

A medida que avanzaba, anoté en el reverso de los lienzos los títulos de las obras que se crearían. Mi mente se estaba tranquilizando. « se tomó el tiempo ». Es hora de otro proyecto de investigación sobre los títulos que quería todos en criollo, mi lengua, una lengua que transmito a través de mis exposiciones para darla a conocer en su valor filosófico.Con el diccionario en la mano, comprobé la adecuación entre lo que sabía de la palabra o expresión y su significado. « verdadero »Así como su ortografía, hice mi lista completa. Simplemente arranqué el plástico protector del reverso para marcar el lienzo con lo que sería su espíritu. Luego, los guardé en el estudio, discutiendo con cada uno para ver cuál se dejaba dominar. Porque, aunque sabía lo que quería pintar y lo que quería lograr en apariencia, hay en el acto de creación ese pequeño momento de duda frente a este lienzo lleno de vacío. « lucha por el logro» Y « una serie de esfuerzos, dolores, satisfacciones, rechazos y decisiones », dijo Duchamp. Luego están esos otros pequeños momentos en los que, a pesar de la maestría, la pintura no se deja hacer, si uno realmente la domina. Creando con el poder de sorprendernos o asombrarnos siempre, la maestría sería, en mi opinión, una acumulación de conocimiento que nos permitiría afrontar la obra en curso.

Goodÿ – Julio de 2016

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