« Soñar es, sin duda, el primer camino hacia la libertad. Soñar ya es ser libre. » . Frankétienne, Flores para el insomnio: espiral. Puerto Príncipe: Deschamps, 1986.
Mi pintura es particular para un país como Guadalupe, porque no pinto la belleza del paisaje, no pinto la esclavitud, no pinto la independencia. No pinto la mitología fundacional de nuestros territorios, ni la rebelión, y mucho menos la sumisión. Cabría esperar una inmanencia salvadora en la creación, pero no es así. Pinto la realidad de nuestra identidad al cederla a la mirada pública. Pinto una identidad que sería el futuro del mundo porque, hoy en día, los individuos en el mundo se mezclan aleatoriamente a través de los movimientos de población. Pinto una
La autenticidad en el arte reside, ante todo, en la sinceridad del artista en sus creaciones. Es, entonces, la audacia que demuestra para dar forma a este enfoque artístico, buscando en lo profundo de lo que es, las herramientas para desarrollar su visión del mundo. En este sentido, soy un artista guadalupeño. Utilizo todo lo que soy y todo lo que conforma mi identidad para...
Mi pintura es sin duda diferente de la pintura europea, porque no se inscribe en un movimiento artístico en particular y no está definida por una escritura singular como la
Una obra que refleja la esquizofrenia de los pueblos: vivir juntos, cada uno para sí.Pero también una obra que, aun siendo identitaria, permite a cada persona definirse en relación con la otra. Una obra que se adentrará en la internacionalidad de los sentidos al respetar las diferencias, porque el guadalupeño es vanguardista en el funcionamiento de nuestras sociedades, que se convertirán, y ya se están convirtiendo, en su imagen. No en relación con el color de la piel, sino con la diversidad social e individual, con la fragmentación y descompartimentación que se está produciendo y con la riqueza musical, artesanal, teatral, culinaria y plástica que posee. Un territorio con terroirs artísticos diferentes a los que conocemos y que debe abordarse con una nueva perspectiva. Nuestra música brilla en el mundo sin que nos demos cuenta; por lo tanto, es hora de poner nuestras artes en su lugar y definirnos para existir en el tiempo. Tal es la voluntad de los artistas actuales que trabajan incansablemente en esta inevitable construcción del arte guadalupeño.